9.12.10

Fármacos basados en ADN

En la revista "Investigación y ciencia" de septiembre de 2010" he encontrado un artículo muy interesante sobre el tratamiento de enfermedades como el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana, causante del sida) gracias al ADN.
Entre unos científicos del Instituto Nacional de la Salud de los Estados Unidos que estudiaban tratamientos contra el sida se propusieron dos vacunas diferentes. La primera utiliza un virus, denominado adenovirus, que porta un gen del VIH que codifica una proteína vírica, despertando así al sistema inmunológico, que genera una respuesta contra esta proteína, que también afectaría al VIH. Sin embargo, a pesar de que la respuesta del sistema inmunológico ante esta vacuna era más rápida y fuerte, tras numerosas pruebas en humanos se demostró que las personas vacunadas no sólo no estaban más protegidas, sino que eran más vulnerables a una infección por el VIH.
Así que se ha seguido estudiando la segunda vacuna, la que nos compete por estar relacionada con el ADN, que en un principio conllevaba más problemas. Esta vacuna consiste en inyectar unos plásmidos o anillos de ADN portadores de un gen de alguna de las cinco proteínas del VIH, de forma que las células huésped sintetizan estas proteínas pero sin llegar a generar el patógeno completo, por lo que no hay riesgo de contagio, y engañan al sistema inmunológico haciéndole elaborar antígenos. Esta técnica tiene muchas ventajas, como que el ADN se conserva a temperatura ambiente y que no puede producir una respuesta inmunitaria contra la vacuna, ya que esta está formada por ADN, conocido por la célula, y la respuesta solo va dirigida contra las proteínas sintetizadas.
Sin embargo comportaba un grave problema: la respuesta del sistema inmunológico era muy débil porque los plásmidos no llegaban a un gran número de células ni producían suficientes proteínas.
Así que se ha seguido estudiando y mejorando la técnica:  mediante el uso de parches transdérmicos en vez de agujas para llegar a más células, aportando impulsos eléctricos para provocar poros transitorios en las membranas celulares y facilitar así el paso de los plásmidos, perfeccionando los plásmidos para que sean más eficaces en la producción de proteinas víricas, y estimulando la respuesta inmunitaria mediante adyuvantes.
Esta técnica ya ha sido probada en animales con éxito, como para tratar el melanoma canino, y se está estudiando en humanos desde hace más de 10 años, ya que se espera que pueda prevenir y curar enfermedades como el VIH, la gripe, la hepatitis C, tumores causados por el papilomavirus humano (PVH) o trastornos circulatorios.El campo que se  abre es muy grande y dentro de unos años se podrá utilizar en muchas enfermedades en las que en la actualidad no hay solución
En Internet no aparece la noticia completa, por lo que si queréis más información pedidle la revista a Rafa.

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